Había una vez, una niña llamada Karita, tenía siete años, de estatura mediana, brazos cortos, ojos azules y pelo rubio; Karita es alegre, feliz, amable y traviesa.
Vivía en una aldea muy pequeña, sus casas eran pequeñas con techos de diferentes colores; su gente era amable, muy cariñosa y alegre.
Karita tenía unos padres muy estrictos pero que la amaban por cómo era.
El problema que se presentaba a diario, es que Karita es muy traviesa, ya que se la pasaba jugando de un lado a otro y de vez en cuando se metía en problemas por estar ayudando a los animales del bosque; sus más grandes amigos eran la Serpiente y el León.
Ellos vivían en un bosque cerca de la aldea, con muchas flores, hermosas plantas; un lago donde todos los animales se reunían para disfrutar de la hermosa mañana; con unas lomas de espeso y abundante pasto verde, para disfrutar del hermoso atardecer, pero lo que más bello tenía ese bosque, eran sus maravillosos y majestuosos árboles; muchas aves, ardillas e insectos tenían sus hogares en ellos.
Es por esto que entre todos los animales cuidaban del bosque, porque sabían que cada rincón de él era su hogar y nunca iban a permitir que algo malo le pasara.
Un día unos señores que eran constructores, decidieron empezar a talar el bosque, porque querían construir un gran centro comercial.
La Serpiente y el León estaban preocupados porque corrían el peligro de ser desplazados hacia la aldea, donde vivían los humanos y quedarían desprotegidos sin hogar.
Los humanos no los iban a aceptar, ya que los consideraban animales salvajes. Así que decidieron avisarle a su gran amiga Karita.
Ellos sabían muy bien que era la única humana que los amaba y cuidaba de corazón.
Cuando Karita los vio tan cerca de su aldea les dijo algo asombrada: - ¡Hola amigos! y mirándolos bastante sorprendida les preguntó: ¿Qué hacen aquí? ¿Pasó algo grave?
Inmediatamente el León le dijo: - Karita estamos asustados – y Karita les preguntó. ¿Por qué? ¿Qué está pasando? El León contestó: - Unos constructores trajeron sus hachas, motosierras y máquinas para empezar a talar nuestro bosque.
Después la Serpiente temblando del miedo dice: - Necesitamos tu ayuda, todos los animales tienen de perder su hogar y tú eres nuestra única esperanza -.
Entonces Karita tuvo una idea, inmediatamente llamó a todos los aldeanos y les dijo: - ¡EL BOSQUE ESTÁ EN PELIGRO! Necesitamos toda la ayuda posible para salvarlo.
Luego un aldeano algo furioso, preguntó: ¿Y por qué debemos hacer eso? ¿En qué nos beneficiamos al salvarlo?
Karita algo bastante molesta y confundida procede a contestarle: - Porque el bosque también es nuestro hogar, donde nosotros también disfrutamos de sus frutos, del agua y los animales. Karita siguió explicando: - Al talar sus árboles, los animales tendrían que irse porque se quedarían sin hogar; la tierra se erosionaría y no habría más frutos, ni siembras; el agua se contaminaría y la vida que hay en ella moriría; nosotros ya no podríamos pescar más y su agua ya no podríamos beber. En conclusión, nos quedaríamos sin recursos naturales para que sobrevivamos.
Es por esta razón que debemos unirnos para así impedir la tala.
Uno de los aldeanos pregunta: ¿y qué plan tienes? Karita crea un plan y les dice: - Vamos a inventar un rumor de una bruja acechando el bosque y quien se atreva a destruirlo le echará una maldición a esa persona y a toda su familia por toda la eternidad. Entonces otra aldeana pregunta: ¿Cómo haremos para que ellos lo crean?, entonces Karita les dice: - Vamos a disfrazarnos de espíritus del bosque y yo voy a ser la bruja y cuando los constructores estén por entrar al bosque, un aldeano les contará la historia y les dirá que hay maldad en él. Pero sabemos que ellos no se detendrán solo por un rumor, así que nos vamos al bosque disfrazados, empezaremos hacer gemidos y gritos como si los estuvieran torturando, mientras que yo estaré riendo como una bruja malvada, diré maldiciones, para que ellos se asusten y salgan corriendo.
Así que Karita y los aldeanos empezaron a poner en marcha su plan al día siguiente.
La mayoría hicieron máscaras blancas de espanto y Karita se hizo un sombrero de bruja muy puntiagudo y una gran capa negra.
A las 4:15 de la tarde llegaron los constructores a la entrada del bosque, con todo su equipo para empezar a talar los árboles, pero no contaban con que Karita y los aldeanos ya se habían dispersado por el bosque.
El jefe de construcción les ordenó a los obreros que encendieran sus motosierras, de pronto uno de los obreros iba a encender su motosierra, pero escuchó un gemido. El pensó que solo era el sonido de algún animal, de nuevo intentó encenderla y otra vez escuchó el gemido, después creyó que era uno de sus compañeros bromeando y dijo:
- Esto no es gracioso, ya paren de hacer ese ruido.
Entonces uno de sus compañeros le dijo:
- ¿A qué ruido te refieres?
Él le responde:
- Como si alguno de ustedes estuviera quejándose.
El otro compañero le dice:
- No estamos haciendo ningún ruido y menos quejándonos, ni siquiera hemos empezado la tala.
Mientras ellos discutían, se escuchó un fuerte golpe al interior del bosque.
Todos quedaron en silencio y ahí fue que empezó la pesadilla, porque se escuchaban gritos de horror, como si alguien estuviera siendo torturado.
Gritaban, gemían, chillaban; se escuchaban azotes, pero lo que más los horrorizó fue que empezaron a ver espíritus correr entre los árboles.
De pronto, a lo lejos vieron como un espíritu se estaba acercando lentamente, en ese momento los obreros salieron corriendo gritando:
- ¡ESE BOSQUE ESTÁ MALDITOOO!
Al otro día el jefe de construcción junto con sus obreros comenzó a preguntarle a la gente de la aldea qué pasaba en ese bosque.
Un aldeano les dijo que hace mucho tiempo, ese bosque había sido embrujado por una bruja malvada y los que se atrevían a entrar, no salían nunca más. Así que el jefe de construcción dijo:
- A mí nadie me va a detener, son puros cuentos y mis obreros unos cobardes, ésta tarde regresaré y les demostraré que no hay nada malo en él.
Y así fue, el jefe volvió a la entrada del bosque, pero sus obreros tenían mucho miedo; cuando ya iban a entrar al bosque con sus motosierras, se escuchó una risa de ultratumba que los hizo erizar, a lo lejos vieron una figura de bruja que no paraba de reír y les gritaba:
- ¡USTEDES SUFRIRÁN!
Previamente los aldeanos se habían inventado un aparato eléctrico que hacía el efecto de arrojar unos rayos; Karita lo empezó a usar para fingir que desde su varita salían los rayos; los obreros salieron despavoridos del bosque y el jefe de construcción quedó loco por lo que había visto.
Desde ese momento nadie se atrevía a entrar al bosque, incluso los visitantes y turistas lo empezaron a llamar “El Bosque de los Gemidos”.
Karita estaba feliz porque había salvado a todos los animales del bosque y a sus adorados árboles.
Todo el bosque estaba seguro y protegido.
El León y la Serpiente estaban muy agradecidos con Karita. El León le dijo:
- Eres una gran amiga y una humana increíble. Mientras, la Serpiente le preguntó:
- - ¿Nunca te importó tu seguridad? Lo que hiciste fue arriesgado.
- Lo único que me importaba eran ustedes mis más grandes amigos y por supuesto todo el bosque -Le respondió Karita- y finalizó diciendo. -¿qué haríamos nosotros los humanos si ustedes? ¿qué pasaría si acabáramos con la naturaleza?
El León y la Serpiente se miraron y se rieron diciendo:
- ¡Eso nunca va a pasar si el resto de la humanidad es como tú, Karita!
Los tres amigos rieron y siguieron jugando por el bosque; Karita nunca dejó de ser traviesa, pero su corazón siempre fue grande y noble.
Divina