Había una vez un niño llamado Gerónimo que no sabía leer, al regresar de la escuela se iba al bosque y se sentaba junto a un árbol con un libro de dibujos.
Todos los animales se reunían para conversar con el niño y que les contara historias asombrosas pero como Gerónimo no sabía leer, él les contaba sus propias historias.
Un Dia Gerónimo estaba muy triste porque su maestra lo había sacado al frente para que leyera, pero para el asombro de sus compañeros Gerónimo empezó atartamudear, todos se echaron a reír y Gerónimo se sintió mal; él cogió su mochila con sus cuadernos y salió corriendo hacia el bosque llorando, de repente escuchó una voz gruesa y aguda -¿Por qué lloras?, preguntó el oso Federico, ¿puedo ayudarte en algo?, el niño miraba y miraba asustado para todos lados cuando vio que entre los arbustos salió un oso muy grande, peludo y corpulento.
Gerónimo tenía mucho miedo de que el oso le hiciera daño, pero el oso le dijo -no temas, no te haré ningun daño, más bien cuentame por que lloras para poder ayudarte, él niño un poco más tranquilo le empezó a contar lo sucedido en la escuela. Después de escuchar su problema, el oso le dijo -¡te tengo la solución!, yo te enseñaré a leer.-¡Tu!, dijo Gerónimo sorprendido, si los osos no saben leer, a lo que el oso respondió,-pero yo si, Dios me dio la sabiduría para poder leer y quiero compartirla contigo, te convertirás en un buen lector,tu maestra y tus compañeros se sentirán orgullosos de ti.
Y así fue, todos los días el oso esperaba a Gerónimo al mediodía en el bosque junto al árbol preferido con libros y cuentos de historias asombrosas. A Gerónimo se le dificultaba mucho leer, pero el oso con sabiduría, paciencia y persistencia lo intentaba una vez más.
Un buen día su mamá lo fue a recoger a la escuela, pero se sorprendió al darse cuenta que Gerónimo no estaba, asustada y preocupada le preguntó a la maestra si lo había visto, pero nadie sabía nada, la mamá de Gerónimo se marchó muy triste con lágrimas en los ojos por no saber de su hijo. En el camino se encontró un conejo muy simpático, sabio y de brinco en brinco, este la dirigió hasta donde estaba su hijo, pero vaya que sorpresa se llevó la madre de Gerónimo cuando observó que su hijo estaba sentado leyendo junto a un oso gigante, la mamá enseguida le gritó a Gerónimo diciéndole, ¿tú que haces con este oso?, ¿acaso no te da miedo de que te coma? Gerónimo le contesta, no madre. no me da miedo, antes por este oso tan sabio estoy aprendiendo a leer; su madre vierte en llanto al escuchar esas palabras de su hijo y le pide perdón de rodillas, Gerónimo al verla con el corazón partido le da un fuerte abrazo y le dice, no te preocupes que todo va a cambiar, la madre de Gerónimo se acerca hacia el oso estrechando su mano dándole las gracias por enseñarle a leer a su hijo.
Al día siguiente Gerónimo va de camino a su escuela muy contento y cantando, los amigo al verlo se burlan de él, pero ellos se llevarían una gran sorpresa. Al entrar a clases, la maestra otra vez lo saca a leer, todos quedaron muy sorprendidos de escucharlo, pues leía muy bien; sus compañeros le aplaudieron porque Gerónimo ya sabía leer, la maestra asombrada le pregunta, ¿cómo lo hiciste Geronimo? y el niño empieza a relatarle que un oso sabio le había enseñado; quedando todos con la curiosidad de conocer a aquel oso. Después de un tiempo el oso empezó a dar clases junto al árbol donde una vez conoció a su amigo Gerónimo.
Dia tras dia Gerónimo fue creciendo y se fue a la universidad para especializarse en profesor de lectura. Tiempo después Gerónimo ya era todo un hombre y se enamoró de una mujer rubia de ojos azules, tuvieron dos hijos y se fueron a vivir cerca del bosque. donde Gerónimo tiempo atrás había aprendido a leer. Gerónimo se da cuenta que el oso sigue dando clases junto al árbol, muy aterrado decidió ir junto con sus hijos a buscarlo, al llegar se da cuenta que el oso ya estaba muy viejo y no podía ver, pero aun así este se la ingeniaba para enseñarles a leer a los niños. El oso al escuchar la voz supo que era aquel niño que hace algún tiempo no sabía leer, el oso le estrechó su mano para saludarlo y este le correspondió con un fuerte abrazo diciéndole, tengo dos hijos llamados Gabriela y Santiago, los niños estaban asustados porque el oso habla pero Gerónimo les dijo, hijos míos no teman él es un viejo amigo el cual le debo muchísimo.
Desafortunadamente llega el dia menos esperado, el oso se muere por lo viejo que se encontraba, pero antes de que morir le pide a Gerónimo seguir su legado y enseñar lo que había aprendido. Así Geronimo construyó una buena escuela de aprendizaje para niños que no sepan leer y paso a paso sus hijos y el resto de los niños iban a la escuela porque en un futuro querían ser como Gerónimo y el oso sabio. Día tras día iban llegando muchos más niños, los cuales eran hijos de sus compañeros de escuela que se burlaban de él en aquel tiempo cuando eran pequeños, Gerónimo siempre a sus alumnos trató de enseñar que no hay que burlarse de las demás personas por su aprendizaje más lento porque le pueden causar una gran tristeza. Los niños están muy agusto por su dedicación, su entrega y su cariño para que no pasen por lo que pasó Gerónimo.
Finalmente Gerónimo pudo hacer de sus alumnos hombres sabios y que amarán la lectura, Gerónimo siempre daba gracias a Dios por poner en su camino un oso sabio, que le inculcó el amor por la lectura; ahora este gran oso se encuentra descansando cerca de Dios. Por toda su enseñanza el oso fue una gran inspiración para mucho.
Moraleja: Por más problemas que tengamos en nuestra vida, debemos de tener siempre presente que todo tiene solución. Que debemos de poner de nuestro empeño para salir adelante y superar todo lo que nos ponga triste o no nos deje avanzar; insistir, persistir y nunca desistir de todos nuestros sueños y metas. Así mismo, cuando nos encontramos en situaciones problemáticas, aparecen amigos que se convierten especiales e importantes en nuestra vida y nos ayudan a salir adelante.
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