El Espíritu de Ultratumba

Una vez, estábamos sentados en el comedor, éramos: mi abuelo, mi abuela, mi tío,mi tía, mi mamá y yo.Estábamos comiendo, cuando se fue la luz… que damos en tinieblas,mi tía metió un grito. El abuelo metió una risotada ¡ buaaaaaaaaaa…! Dijo:¡Le temes a la oscuridad!.

Mi abuela se levantó trajo una vela y la encendió en todo el centro de la mesa, las caras se veían distorsionadas, cuando el viento entraba por la ventana ¡buaaaaaaaa…! y nuestros ojos se exorbitante dijo mi tío: contemos historias de ultratumba.

Contó mi abuelo, que cuando él tenía dieciocho años; por allá en 1984 en un pueblito del Valle del Cauca llamado Dagua, cursaba el décimo grado. Le comenzaron a suceder cosas insólitas, cuenta el, que una vez bajaba con su mamá al mercado, un amigo los saludaba muy calurosa mente y los invito a tomarse un jugo, de mora muy frío; como era a eso del mediodía no cayó tan mal un jugo helado; se tomaron este jugo y partieron a mercar.

Lo Que ya sabían mi abuelo y mi bisabuela Inés, era que este señor Jairo, estaba enamorado de ella como ella no le hizo caso, entonces le hizo una hechicería, les dio en el jugo de mora, hueso de muerto raspado y mi abuelo por ser joven le cayó esta maldad.

Cuenta el, que al cabo de un tiempo, le comenzaron unos dolores en los huesos.Dice el: estaba una bes en el salón de clase, cuando sintió, que un frío, pero muy helado; como si estuviera en el dieciocho a las seis de la tarde, lloviendo -tiritando de frío y un dolor en lo huesos, como si le metieran un fierro caliente por el tuétano de los huesos. Cayó al suelo y comenzó a retorcerse, como en esas películas de la Pasión de Cristo cuando el endemoniado, veía a nuestro señor y comenzaba a retorcerse; los compañeros al ver esto, lo recogieron y lo llevaron a la sala de profesores, el rector al verlo tan mal,decidió llamar a su madre.

Al rato, esta llegó gritando¿dónde está mi hijo?. Al verlo tan mal, decidió llevarlo al médico. Lo llevo a urgencias al hospital local. Allí le practicaron toda clase de exámenes y no le encontraron nada.

Estos episodios, comenzaron a sucederse más cerca, hasta el punto, de tenerlo que retirar del colegio.

Cuenta el que entre más días y meses; esto se iba apoderando más de él, hasta el punto de no dejarlo en paz durante el día. Comenzando desde la seis de la mañana hasta las seis de la tarde que era que lo soltaba.

Una vez tanto el frío que la abuela Alba Leonor hirvió agua en una olla grande, sumergió una toalla en esta agua caliente y se la puso en la espalda y mi abuelo le decía a la abuela alba Leonor que le aprisionara más la toalla que no sentía el calor.

En otra ocasión, a eso de las tres de la tarde postrado en cama, sintió un hombre muy grande, que lo cogía con sus dos manos y lo ahorcaba el hermano rodrigo corrió a ayudarlo pensando que era un ataque cardíaco, comenzó hacerle flexión en el pecho la mama de mi abuelo comenzó a castigarle con ruda y orar.

Otra Vez; estaba postrado en cama y su familia estaba en la sala apesadumbrados de no poder hacer nada.Cuando vieron que el cuerpo se separó de la cama como si alguien lo llevara cangado;pero no veían a nadie, lo llevó hasta la mitad de la habitación y lo soltó el callo al suelo y la familia corrió a subirlo en la cama.

la mama lo volvió a llevar al medico y este lo remitió al san juan de Dios donde le hicieron junta de Médicos y no le encontraron nada una de las anécdotas cuando lo tenían por urgencias, fue que el tiritaba de frío cuando salió de la nada, una enfermera con una inyección, para aplicarla cuando ella levanta la mano para inyectar un medico le toma la mano;y le pregunto ¡usted le tomo la temperatura al paciente!ella le dijo no entonces el médico dijo como si le aplica esa la inyección lo mata.

Nos fuimos para el pueblo y mi abuelo siguió enfermo lo llevaron al mismo médica y este bravo dijo lo mande a los mejores especialistas y no le hicieron nada señora búsquese un brujo, un yerbatero o un curandero, de su hijo es algo paranormal.

Mi abuela consiguió un curandero llamado don francisco el cual lo mejoró con veintisiete baños mi abuelo que termina de narrar la historia cuando llegó la luz y todos gritamos de alegría y nos fuimos a nuestro cuartos a dormir.